viernes, 26 de agosto de 2011

Hoy te veo, y lo se, ya no queda tiempo. Toda esperanza se disipa, toda expectativa desaparece, toda ilusión se desvanece, toda mi vida se va, se va contigo, tras tus pasos, se va con el tiempo que perdimos, se va ahora, porque ya no queda tiempo.

lunes, 15 de agosto de 2011

un día más, el azar me demuestra que lo que para otros es un rasguño, para mí puede ser el fin y viceversa. que el daño que nos hacen está más en nuestra cabeza que en los otros. que ser fuertes nos permite ser felices, porque si no pueden herirnos, no podrán derrotarnos. todos tenemos talones de aquiles, pues hay que blindarlos porque para el resto de ataques, somos inmortales. eso no significa que no podamos bajar la guardia, porque sin riesgo no hay triunfo, y sólo en las más grandes apuestas se consiguen los más grandes placeres, o los más grandes dolores. sin ellos no merecería la pena vivir. que se guarden los tristes y los cobardes la soledad y los votos de castidad para ellos, porque en el momento en que se apague la vida y no haya luz al final del túnel, comprenderán que han desperdiciado su existencia, y si la hay, tendrán una vida que contar en el otro lado. poner la mano cerca del fuego significa quemarse a veces. pues ardamos si hace falta, o cocinemos los más exquisitos manjares, sin olvidarnos de aquello que, crudo, también enaltezca los sentidos

Le doy un giro en sueños, las piezas conectan y todo parece caer en su sitio excepto porque a mí empieza a parecerme una pesadilla. atrapado y con dificultades para salir, en una estupidez que me absorbe la energía y el tiempo. debo olvidar las razones que me empujan y cortar, no sé si poco a poco o de raíz, pero tengo que recuperarme. no sé si es una caída o una recaída pero está durando demasiado. ¿dónde están las riendas existenciales? ¿dónde la ilusión extraviada? ¿esas fuerzas que dirigían la obsesión hacia lo productivo? lo malo de los pozos negros es que cuesta encontrar las cosas y la luz es huidiza y esquiva. a veces te la dan, otras la generas tú. sólo falta la cerilla porque el combustible sé que está ahí.